domingo, 22 de febrero de 2015
Por: Andrés Guzmán Escobari
Tras una valoración comparativa que hizo el Presidente
Morales sobre el socialismo que gobernó Chile a principios de los años 70 y el que
gobierna ahora, el Canciller chileno Heraldo Muñoz escribió en su twitter: “Pdte
Morales dice q Allende era verdadero Socialista. Bien, pero Pdte Allende nunca
negocio mar y defendía principio respeto a tratados”.
Lo cual generó una ola de críticas por lo que significa
defender al socialismo a través del twitter y sobre todo porque esas palabras
no corresponden a la verdad: el Presidente Allende sí negoció mar y nunca dijo
nada respecto a la extraña teoría de la “intangibilidad” de los tratados.
En
efecto, a poco de asumir el cargo, el 12 de noviembre de 1970, Allende
recibió en La Moneda al literato y periodista boliviano,
Néstor Taboada Terán, quien, acompañado de Mario Osses, entrevistó al
flamante Presidente
chileno y tuvo el honor de registrar las siguientes declaraciones en una
cinta
magnetofónica:
“En este plan de reparación de injusticias, también he
resuelto que el hermano país de Bolivia retorne al mar. Se acabe el encierro
que sufre desde 1879 por culpa de la intromisión del imperialismo inglés. No se
puede condenar a un pueblo a cadena perpetua… un pueblo que esclaviza a otro no
es libre”
“Caminaremos
juntos en la gran tarea histórica de América Latina. Ha llegado la hora
de la gran reparación de una injusticia cometida contra Bolivia. Chile
tiene una centenaria deuda con Bolivia y estamos dispuestos a emprender
una solución histórica. Bolivia retornará soberana a las costas del
Pacífico”(Taboada: Salvador Allende ¡Mar para Bolivia! 2004, p. 87).
En ese sentido, y aprovechando que el gobierno boliviano
del Gral. Juan José Torres, era también de izquierda; se iniciaron las
conversaciones por un lado en Santiago entre el Canciller chileno, Clodomiro
Almeyda, y el Cónsul General de Bolivia en Chile, Franz Ruck Uriburo; y por el
otro lado en La Paz, entre el enviado especial de Allende, Volodia Teitelboim,
y el Canciller boliviano, Huáscar Taborga (Magasich, Jorge: Bolivia y el Mar.
Le Monde Diplomatique, 12/2014).
En Santiago se alcanzaron rápidamente “acuerdos
preliminares que contemplaban un corredor territorial, un puerto, un enclave y
el uso exclusivo de un muelle en Arica” (Gumucio, Jorge: Estados Unidos y el
mar boliviano. 2005, p. 385).
Esos arreglos, que fueron replanteados y confirmados por
Almeyda al Canciller Taborga en la Asamblea General de la OEA de 1971; incluyeron
una solicitud de obtener seguridades del Perú para no obstaculizar “un posible
acuerdo sobre un corredor y puerto al norte de Arica. – Según Almeyda – Había
que evitar repetir las gestiones de 1950” (Figueroa, Uldaricio: La demanda
boliviana en los foros internacionales. 2007, p.392).
Mientras tanto en La Paz, el enviado del Presidente
chileno, el senador Volodia Teitelboim, había conversado con las autoridades
bolivianas, según él mismo diría, sobre “la posibilidad de establecer una
especie de corredor al norte de Bolivia, entre la frontera peruana, al norte de
Arica. Es una superficie pequeña, relativamente pequeña, de unos cuantos
kilómetros. Pero de todas maneras se podía establecer una especie de corredor
que permitiera la salida de Bolivia al mar, donde Bolivia pudiese tener un
pequeño puerto, una cosa así. A parte de ventajas desde el punto de vista
portuario en Arica, en Iquique y en Antofagasta, en los puertos del norte. El
gran problema era el Ejército. Siempre ha sido ese” (Magasich 2014).
Ciertamente, según cuenta el historiador chileno, Jorge
Magasich, que fue quien recabó el testimonio Teitelboim; en ese tiempo los
altos mandos militares de Chile vivían bajo el temor de un inminente conflicto
armado con Perú y Bolivia, puesto que faltaba poco para el centenario de la
guerra del Pacífico y “si se dejaba pasar más de un siglo existiría una especie
de prescripción histórica”, y por eso – cuenta Teitelboim -, los estrategas del
país del Mapocho se preparaban para intervenir y no descartaron un “ataque
preventivo”, como el que había desplegado Israel en 1967, durante la guerra de
los 6 días (Magasich 2014).
Las autoridades de La Moneda sabían que tenían que
actuar con cautela puesto que un entendimiento con Bolivia sobre el tema
marítimo podría tener un costo político muy alto para ellos. Fue así que
después de iniciar los primeros contactos, y tras el impase que provocó un
comentario que hizo el Canciller boliviano sobre las negociaciones, las
autoridades chilenas empezaron a comentar sus intenciones de restablecer
relaciones a nivel de Embajadores con La Paz. El 15 de abril de 1971, al
cumplirse 9 años de la desviación del río Lauca que había provocado la ruptura de los vínculos diplomáticos, Almeyda manifestó:
"Deseamos con igual fervor restablecer nuestras relaciones diplomáticas
con Bolivia, convencidos de que la actual situación entre nuestros países no
tiene justificación ante nuestros pueblos y ante la Historia"; y el 21 de
mayo, el Presidente Allende, en su primer mensaje al Congreso expresó:
"Este Gobierno ha tenido ya la ocasión de lamentar que nuestra relación
con la República de Bolivia se mantenga en una situación anómala, que
contradice la vocación integracionista de ambos pueblos. A Bolivia nos unen
sentimientos e intereses comunes. Es nuestra voluntad poner todo lo que esté de
nuestra parte para normalizar nuestras relaciones" (Gumucio 2005:384-385).
Luego Almeyda le dijo a Ruck Uriburu que Allende se
contactaría telefónicamente con el Presidente Torres el día 23 de agosto de
1971 y que aprovechando su visita al Perú, el Mandatario chileno tenía previsto
conversar con el Presidente de ese país, Juan Velasco Alvarado, sobre la
participación y el acuerdo peruano en la solución del problema marítimo de
Bolivia (Gumucio 2005: 385). No obstante
dos días antes de la fecha anunciada, el 21 de agosto, Torres fue derrocado por
fuerzas de la derecha boliviana y todo se vino abajo. Allende no pudo cumplir
lo prometido, pero quizás tampoco lo habría podido hacer si Torres se mantenía
en el poder porque a no mucho andar, en septiembre de 1973, él también sería
destituido mediante un golpe de Estado que significaría el fin de sus días.
Unos años después, en 1976, Torres sería asesinado en
Argentina en el marco de la operación Cóndor, en la cual estuvieron
involucrados, entre otros, los gobiernos de La Paz y Santiago. Al respecto,
según Magasich, la desaparición en esos años de muchos de los que negociaron
una salida soberana al mar para Bolivia entre 1970 y 1971, “contribuyó a echar
tierra sobre estas negociaciones”, y concluye:
“Su existencia, refrendada por el valioso testimonio de
Volodia Teitelboim, permite establecer que el gobierno de la Unidad Popular
acogió favorablemente la demanda marítima boliviana, y que las negociaciones
llegaron bastante lejos. Se discutió una fórmula para dar a Bolivia un acceso
soberano al mar y normalizar las relaciones entre los dos países” (Magasich
2014).
Por tanto, si bien es cierto que las dictaduras que
participaron en el Plan Cóndor enterraron mucho de lo que hicieron sus antecesores
socialistas a principios de los años 70, es lamentable que el actual Canciller de
Chile se sume a esos propósitos, e intente echarles más tierra, nada menos que mediante
el twitter, para que se crea que Allende nunca negoció mar. De hecho, esa actitud
elusiva, que pretende desconocer la historia para eludir las obligaciones que
Chile asumió con Bolivia de devolverle su acceso soberano al mar, demuestra
palmariamente que la razón está de nuestro lado.
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